No me dejes tan sola, ire a tu altar, sere alma dolida,
pues toma mi copa de mortificacion, eseñale luego la suavidad
del yugo, Josefa se marchita lentamente, lentamente
me voy con ella.
Tu has sido mi compañera de juegos, mi dama mayor
en los recreos, mis ultimas sonrisas sobre mi carne un dia,
que hiel tan amarga ahonda mi sorda vida, cuantas lagrimas
sabe el eterno mar, y cuanto te echare de menos!
Adios querida mia, tal vez me esperes algun dia
al margen del portico cielo, seguire luego, tus pasos misteriosos, y
las tortolas me diran tu guarida ese dia. Reposa tu cabeza,
dejare tu mansa mano docil que se lleva mi piel secreta,
sierra ya tus ojos virgenes y puros... el señor te llama.
M. A. 3/4/11
Maria Teresa de Austria
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